ADICCIÓN
POR EL TRABAJO
Se estima que el 10 por ciento de la
población mundial padece este trastorno que afecta la salud y destruye la vida
familiar y social. Estas son las claves para descubrir a un ‘workaholic’.
Paula jamás imaginó que tuviera que
acudir a un psicólogo para solucionar un problema intrafamiliar, pero la
conducta de su esposo Juan la tenía desesperada.
“Cuando llegaba a la casa encendía el computador y continuaba trabajando
hasta altas horas de la noche. No sacaba tiempo para cenar o jugar con los
niños, sino que quería avanzar cosas pendientes y se molestaba si lo interrumpía.
Se
volvió algo rutinario, incluso en los fines de semana”, cuenta esta mujer de 32
años. Cuando Paula le consultó a un especialista sobre el caso de Juan, este le
dijo que su esposo era un
workaholic, individuos que descuidan los diferentes ámbitos de sus vidas
por estar centrados exclusivamente en el trabajo.
Se estima que 10 de cada 100 personas
padecen de este síndrome.
Dado
que la sociedad suele premiar a las personas aplicadas y responsables, resulta difícil diferenciar a un
trabajador apasionado de un workaholic.
Sin
embargo, varios expertos
en psicología y psiquiatría se han dado a la tarea de identificar los síntomas
más comunes de este tipo de conducta.
Según
el experto Bryan E. Robinson, psicoterapeuta y autor del libro Encadenado al
escritorio: una guía para
‘workaholics’, estas personas tienen poco equilibrio en sus vidas. “No tienen
muchos amigos, no se preocupan por su salud ni tienen casi ‘hobbies’.
Mientras que están por fuera de la oficina no pueden dejar de pensar en su
trabajo”, afirma Robinson.
Los workaholics también suelen ser
personas extremadamente perfeccionistas y controladoras. En ocasiones les
cuesta delegar funciones o trabajar en equipo porque quieren hacer todo, lo
cual a veces puede generar tensiones y afectar el clima laboral.
Pese a que son muy productivos, centran
su autoestima en los logros laborales y profesionales. Esto los hace perder
a veces la noción del tiempo en medio de sus tareas y sienten que no pueden
darse el lujo de tener ratos libres para el ocio. “Les cuesta cortar con la rutina laboral. No saben
establecer límites y esto les ocasiona conflictos familiares y problemas de
salud”.
Y es que trabajar más de ocho horas al
día puede ser perjudicial para la salud. Una investigación publicada en la revista
Annals of Internal Medicine concluyó que las personas que dedicaban horas extra a sus asuntos laborales
tenían 67 por ciento mayor riesgo de sufrir enfermedad coronaria. Otro
estudio registrado en la revista Occupational and Environmental Medicine señaló
que el exceso de trabajo
ocasiona altos niveles de estrés, dolores óseos y musculares, diabetes, fatiga,
insomnio y riesgo de desarrollar infecciones crónicas.
Aunque
el estudio de los workaholics lleva ya varias décadas, el mundo digital ha
añadido una nueva dimensión a esta conducta. Los smartphones, tabletas y computadores portátiles han
aumentado más la propensión de algunos a caer en este problema, pues la
conexión permanente les impide distanciarse de su trabajo cuando salen de la
oficina. De hecho, muchos suelen arruinar las vacaciones por ocuparse de alguna
tarea pendiente. También cometen el error de aceptar trabajos adicionales que
los sobrecargan y les
impiden descansar y tener contacto cercano con sus seres queridos.
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