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APRENDIZAJE DE LAS PLUMAS DE LAS AVES EN VUELO

Las puntas de las alas de los aviones crean remolinos de aire. Estos producen resistencia al avance, lo cual aumenta el consumo de combustible y genera turbulencia para los aviones que vienen detrás. Por eso, en los aeropuertos hay que dar suficiente tiempo entre despegue y despegue para que los remolinos desaparezcan.

Los ingenieros aeronáuticos han descubierto una solución para reducir el problema: las aletas, o winglets. Se inspiraron en la forma que toman las plumas primarias de las águilas, las cigüeñas y otras aves mientras planean.

Aleta o winglet de un avión
Piense en lo siguiente: Mientras estas grandes aves planean, las plumas que tienen en la punta de las alas se doblan hacia arriba hasta quedar casi verticales. Esa posición les permite obtener un impulso proporcionalmente superior al tamaño de sus alas y mejora el rendimiento. Realizando pruebas en túneles de viento, los ingenieros descubrieron que si daban a la punta de las alas la curvatura y la alineación precisas, mejoraban el rendimiento en un 10% o más. ¿Cuál es la razón? Esa curvatura que dan las aletas reduce la resistencia al disminuir el tamaño de los remolinos. Además, crea un tipo de impulso que “contrarresta en parte la resistencia creada por la aeronave”, comenta una enciclopedia de aviación.

Las aletas contribuyen a que el avión vuele más lejos, lleve una mayor carga, consuma menos combustible y tenga alas más cortas —lo cual facilita las maniobras en los aeropuertos—. Tan solo en 2010, las aerolíneas del mundo “se ahorraron 7.600 millones de litros (2.000 millones de galones) de combustible” y redujeron de manera importante las emisiones de sus aviones, asegura un comunicado de prensa de la NASA.

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