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EL ESTRÉS CRÓNICO.

El estrés crónico puede generar migrañas muy fuertes. De hecho, muchas de las incapacidades de los trabajadores son por enfermedades causadas por el estrés.

Estrés: es la palabra de moda y denominada la enfermedad del siglo XXI. Es uno de los términos más usados en la mayoría de conversaciones cotidianas.

Hay que empezar por decir que no todo es estrés, “el estrés suele confundirse con la tristeza, la depresión o la ansiedad”. Y aunque estas problemáticas pueden generarse por estrés, este último “se presenta cuando la persona no logra manejar los problemas cotidianos, cuando estos exacerban sus capacidades de reacción”.

 “El estrés no necesariamente es malo. Solo es malo cuando se empieza a volver crónico”, y es entonces cuando comienza a haber una reacción a nivel del organismo.

El estrés no se manifiesta de la misma manera en todos los individuos. De hecho “hay personas que llevan una vida muy estresante y lo manejan, mientras que otras no tienen los recursos internos para organizar su vida de manera que no lo enfermen”. En todo caso, las personas más susceptibles de sufrirlo son aquellas que se caracterizan por su pesimismo y perfeccionismo.

Los síntomas que presenta cada sujeto son particulares “porque todos tenemos una historia genética diferente, que nos hace más vulnerables a desarrollar cierto tipo de enfermedades”.

Hay unos síntomas físicos mediante los cuales el cuerpo empieza a llamar la atención respecto a que está cansado. Cada persona desarrolla unos síntomas sobre otros. Aquí, algunas señales:

Problemas cardiovasculares: quienes sufren de estrés crónico tienden a presentar un aumento de la tensión arterial y de la frecuencia cardiaca porque viven muy acelerados. Cuando es muy agudo se pueden presentar dolores en el pecho e incluso ataques cardiacos o accidentes cerebrovasculares.

Dolor de cabeza: padecen dolores de cabeza tensionales y migrañas. (Lea: Científicos dicen que estrés puede encoger el cerebro de las personas)

Dolor de espalda: se presenta bien sea por problemas de postura, pues muchas personas pasan la mayor parte del día sentadas, o por cansancio permanente.

Problemas gástricos: por cambios físicos y químicos generados por estrés, tienden a sufrir de colon irritable y gastritis; hasta pueden desarrollar una úlcera. (Lea: El estrés laboral duplica el riesgo de diabetes en mujeres)

Desórdenes alimenticios: las personas con estrés crónico suelen comer mucho o demasiado poco. (Lea: Comer por estrés aumenta riesgo de obesidad)
Se bajan las defensas: el sistema inmunológico se ve afectado y la persona es más susceptible a las enfermedades. Puede presentar molestias de la piel como dermatitis.

Problemas para dormir: el sueño se comienza a ir progresivamente, de modo que el cerebro no puede reponerse. Por tanto, la persona, durante el día, no se puede concentrar. Incluso es más propensa a sufrir accidentes.

Depresión: no presentan una depresión química sino asociada con la incapacidad para resolver problemas.

Irritabilidad: pequeños problemas logran sacarlos de sus cabales.
Mal desempeño: muchas cosas empiezan a funcionar mal tanto en el trabajo como en la vida personal.

Pesimismo: tienen un pensamiento negativo. Creen que lo que ellos hacen, así sea mucho, no es suficiente.

Intentos de suicidio: este es el resultado de los síntomas anteriores. La gente ya no ve salidas frente a todo lo que siente que la agobia.

 “Las personas comienzan a tomar pastillas para poder dormir, pero como durante el día tienen que estar lúcidas, toman pastillas para no dormirse durante su jornada laboral. Entonces esa combinación de la pastilla para dormir y para no dormir empieza a enloquecer el cerebro, de tal manera que las personas tienen un intento de suicidio y luego no lo reconocen”.

Cuando una persona se enfrenta a un reto o una amenaza el cuerpo se prepara tanto física como sicológicamente. “Ocurren unas manifestaciones hormonales, donde todas las glándulas suprarrenales, el sistema endocrino, el sistema nervioso, la hipófisis, empiezan a responder a la demanda”.

Es algo así como un mecanismo de supervivencia, pero una vez el peligro ha pasado el cuerpo vuelve a sus niveles normales. El problema se presenta cuando estamos sometidos permanentemente a estas situaciones. Entonces “el cuerpo empieza a responder con toda esa activación, y tenerlo activado durante mucho tiempo es lo que va produciendo esos síntomas físicos o sicológicos propios del estrés”.

Para combatir el estrés hay que reconocer los indicios tanto físicos como sicológicos y aceptar que se padece la enfermedad.

También recomiendan que quienes sufren de esta problemática se informen mejor y pidan ayuda profesional, porque a todo el mundo no le sirve el mismo método.

Se considera que el ejercicio físico es uno de los métodos más eficientes, si no el más eficaz. No importa qué actividad se realice: baile, deporte o aeróbicos; lo importante es poner el cuerpo en movimiento.

Las actividades de relajación, como yoga, meditación o respiración profunda, al reducir la actividad fisiológica, también resultan muy acertadas.

Otro aspecto es tener un hobby, bien sea leer o escuchar música, entre otros. Es muy importante tener espacios y tiempos de ocio, para que el cuerpo se recupere.


Finalmente, el meollo del asunto también está en empezar a ver el estrés más como un desafío que como una amenaza. Es decir, en el mundo de hoy es casi imposible no estar expuesto a situaciones de tensión. Pero el estrés también nos puede ayudar a solucionar problemas, siempre y cuando no permitamos que se nos salga de las manos.

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