Hace falta unir nuestros talentos, energías y recursos
individuales y congregacionales para cumplir exitosamente nuestra misión
principal: SALVAR LAS ALMAS.
Si lo hacemos, grande será
nuestro gozo al ser testigos de la rápida consolidación y el fuerte desarrollo
de la iglesia.
Había dos islas hermanas en la cuenca del Caribe: Fuafuí y
Fuifua, ambas dedicadas al comercio de la pesca.
Sucede que Fuafuí era la
isla más próspera de las dos y conocida mundialmente por su excelente pescado,
tanto en calidad como en volumen de producto.
Fuifua también se dedicaba a la pesca, pero su industria
estaba casi en bancarrota. Observemos qué pasaba.
Al llegar la temporada
cuando el atún pasaba por sus costas, cien barcos pesqueros de Fuafuí salieron
a la mar en busca una mancha de atún debido a que todos ellos se habían puesto
de acuerdo en una sola estrategia.
Todos trabajaron según dicha estrategia, cooperando y
ayudándose mutuamente.
El resultado era que todos
los barcos siempre llegaron al muelle llenos de atún.
Pero no fue así con los
pescadores de Fuifua donde no había una sola estrategia, sino que cada pescador
cogió por su lado.
Llegaron muy pocos barcos a la orilla con pescado y cuando
ya había pasado la temporada del atún, había muy poco producto para vender.
Había un tiempo cuando
todos los pescadores de Fuifua cooperaban, pero sucedió que los capitanes y los
demás marineros comenzaron a tirarse los unos a los otros, a romper las redes y
cada uno a dañar el equipo del otro.
Hasta intentaron hundirse los unos a los otros. Ahora en la
isla de Fuifua, es "sálvase quién pueda".
Me parece que nuestras
congregaciones son como los barcos pesqueros, pero, a veces, no estoy seguro en
cuál de las islas es que vivimos, si somos de Fuafuí o de Fuifua.
No nos conviene tirarnos los unos a los otros y hacernos
enemigos, denigrándonos y difamándonos entre sí. Hundir a otra congregación tampoco es una buena estrategia para las
almas, sino concentrar nuestros recursos y energías, trabajando todos unidos de
buena gana, y cumpliremos nuestra misión principal.
Podemos salvar a muchos (inclusive a nosotros mismos) y
lograr consolidar y unificar a todos los cristianos sinceros en todas las
congregaciones de Dios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios