Que es la amaxofobia
¿Miedo
a conducir? ¿A meterte en pleno centro o coger una rotonda? Situaciones como
éstas, ¿te limitan tu día a día? ¿Te sientes incomprendido por tu entorno?
Estos síntomas tienen que ver con la llamada Amaxofobia, que aunque es una
fobia poco conocida, la experimentan el 33% de los conductores.
Sus
síntomas y el origen de la misma, pueden diferir de una persona a otra,
pero el desencadenante que da comienzo al trastorno, es una crisis de ansiedad
aguda durante la conducción, o bien ser víctima de un accidente de tráfico.
Esta crisis, provoca que tengamos miedo a que nos vuelva a ocurrir, y por
evitación se produce el rechazo a volver a conducir.
¿Pero,
qué es realmente la Amaxofobia?
Según la RAE, es la fobia o miedo a conducir un vehículo;
puede desarrollarse como
consecuencia de verse involucrado en un accidente o que alguno de los
familiares haya sufrido un accidente de tráfico. Se estima que en España
la padecen 15.000 personas, de las cuales el 87% serían mujeres y el 13%
hombres.
La persona que sufre Amaxofobia, vive un cúmulo de sensaciones negativas que hace
que conduzca en tensión y con miedo, si es que consigue conducir. Las
sensaciones que experimentan son ansiedad, sudores fríos, taquicardias,
hiperventilación, ideas catastrofistas y sensación de salir corriendo… pero, es
de recibo decir, que si experimentas este tipo de sensaciones, debes saber que
la amaxofobia, es un trastorno que se puede superar.
Conducir,
es una acción cotidiana que llevamos a cabo de manera autómata y que implica
cierto riesgo para nuestra vida, por lo tanto tener o sentir miedo es
razonable; pero cuando ese miedo nos lleva a sufrir auténticas crisis de
pánico, entonces hablamos de Amaxofobia.
¿Miedo
a conducir o Amaxofobia?
Ambas,
se caracterizan porque el miedo está presente en las dos, pero la
diferencia es que en el miedo a conducir, el miedo se manifiesta como una
emoción, como puede ser la alegría o el enfado y en la Amaxofobia es un
trastorno emocional con base psicológica.
¿Por
qué aparece este “miedo a conducir”?
Quizás
la causa más conocida, es como secuelas psicológicas de un accidente de tráfico
sufrido en primera persona o bien alguien de tu entorno; pero, también
podemos desarrollar este miedo irracional por la existencia de problemas
psicológicos anteriores, por deficiencia en nuestra falta de conducción, por
estrés laboral, un despido, un caso de acoso laboral o una ruptura matrimonial,
pueden desembocar en ataques de ansiedad al volante y por la tanto, el rechazo
a revivir esa experiencia, hace que podamos abandonar de forma progresiva la
conducción y por lo tanto experimentemos miedo a conducir.
Características
personales, como antecedentes de ansiedad y depresión, alto nivel de estrés,
baja autoestima, alto nivel de autoexigencia, baja tolerancia a la frustración,
fragilidad emocional, son factores predisponentes en la germinación de este
trastorno.
Los conductores noveles, son un colectivo vulnerable a
padecer de amaxofobia; pero incluso los conductores con una gran experiencia y
con un sentimiento placentero a la conducción, están expuestos a este tipo de
síntomas ¿por qué? Porque nuestra conducción está ligada a nuestras emociones y
estados de ánimo, “¿somos como conducimos o conducimos como somos?”.
Se
han hecho estudios donde se ha observado que la Inteligencia Emocional tiene
mucho que decir al respecto y se puede trabajar en este campo como factor de
reducción de la siniestralidad y la accidentabilidad en nuestras carreteras, yo
soy de las que predico “a mayor inteligencia emocional mayor seguridad vial”.
La
relación entre padecer Amaxofobia y accidente de tráfico es indudable, y tiene
que ver con sentimientos de inseguridad y vulnerabilidad, que dejan al
descubierto nuestras limitaciones y dependencias. Así, cuando la persona
se da cuenta que hay cosas que se escapan a nuestro control, se ponen en
marchan mecanismos inconscientes relacionados con pensamientos catastrofistas,
aparecen los sentimientos de culpa (si deriva de un accidente de tráfico),
sentimientos de inseguridad e incertidumbre, así como de inutilidad que dejan a
la persona en una situación de indefensión adquirida.
¿Cómo reaccionamos ante la Amaxofobia?
Ante
este tipo de situaciones, se ponen en marcha tres elementos clave: los
pensamientos, los sentimientos y las conductas. Nuestros pensamientos,
hacen que percibamos el miedo, ya sea real o imaginario, ante esa percepción se
ponen en marcha nuestra ansiedad (sudores, taquicardias, temblores, angustia,
llantos…), que no es más que un cúmulo de sensaciones tanto psíquicas como físicas
y automáticamente tendemos a huir, es decir, no conducimos.
La tendencia a huir, es decir, a no conducir es lo más típico; de ahí que
su tratamiento sea todo lo contrario, exponer al paciente ante lo que le da
miedo: CONDUCIR, a través de técnicas de exposición y mediante la terapia
cognitivo conductual para el cambio de creencias limitantes, ya que así se
consigue de una manera eficiente y rápida, que los amaxofóbicos puedan volver a
experimentar el placer de la conducción.
“El
miedo es la emoción más difícil de manejar. El dolor lo lloras, la rabia la
gritas, pero el miedo se atraca silenciosamente en tu corazón” (David Fischman)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios