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LOS CELOS VISTOS POR QUIEN LOS PADECE

Casi siempre, el protagonismo lo tiene el celoso. Un nuevo libro se enfoca en las víctimas.

Celos. Tal vez todas las personas, en mayor o menor proporción, los han sentido. Y es un lugar común fijarse en quien los siente, dejando de lado a quien los padece.

Ese, precisamente, es uno de los temas que tratan la escritora Martha Rivera de la Cruz y la psicóloga Carmen Loureiro en el libro Maldito amor, guía para entender a tu corazón, de la editorial Oniro. "Los celos son un problema universal, pero siempre se presta atención a la persona celosa, y no a la otra parte, que acepta la intromisión" -dijo Rivera al diario español El Confidencial-. "Si dejamos que nuestra pareja sea celosa, estamos abriendo la puerta para que dinamite la relación". En el primer capítulo, la historia de una pareja que pelea por celos enmarca una serie de consejos para los lectores que los padecen. Se resalta la importancia de preservar la intimidad, los derechos y la vida propia. "Los celos pueden llegar a ser grandes enemigos del amor. Aunque en principio pueden ayudarnos a mantener más cerca a la persona (...), a menudo acaban convirtiéndose en una trampa complicada", afirman las autoras.

Y es que una de las concepciones más comunes es que los celos demuestran amor. Dicho de otra manera, se cree que son necesarios para demostrar la existencia de este sentimiento por el otro.

Para el psiquiatra Juan Carlos Rojas Fernández, "hay que romper ese mito de que a mayor intensidad de los celos, mayor correspondencia en el amor. Las personas más celosas son aquellas que no son capaces de amar, pero necesitan tener la sensación de ser amadas". El experto explica que quien siente celos sufre porque se siente inseguro, piensa que en cualquier momento su compañero es infiel o que se va a ir. Pero su pareja, cuando los soporta, también se afecta,porque comienza a ceder en cosas cotidianas para no molestar al otro.

Juan Carlos Rojas va más allá. "Hay casos que empiezan con maltrato verbal y llegan incluso a la muerte. Hay manipulación del tipo 'muero por ti', que busca generar en el otro culpa. No es más que una carga de odio máximo. La persona queda atrapada en esta tragedia. Algo así como 'no lo puedo dejar, porque si lo hago se mata' ".

Por su parte, el psiquiatra y psicoanalista Ricardo Aponte comenta que "los celos son un ejercicio de poder y control que puede manifestarse con las llamadas permanentes. Esos reclamos se pueden volver normales cuando la persona a la que se los hacen cree que son en nombre del amor".

No a la sumisión
Al celoso le da seguridad saber qué está haciendo su pareja todo el tiempo, porque los momentos de vacío son los que se llenan de pensamientos negativos.

Lo peligroso es cuando se vuelve una situación normal para la relación. "Hay personas que necesitan funcionar desde ahí, porque les da seguridad que los estén controlando, así sea algo difícil, aburrido y hasta dañino -explica Aponte-. Pero una cosa es aceptar algunos defectos del otro, y otra es someterse y dejar la vida a un lado. Eso es sumisión".

'No debí usar esa ropa'
A menudo se relacionan celos e inseguridad. Incluso, cuando se trata de celos extremos se habla de patología. Pero, ¿la patología es también de quien padece los celos? La repuesta del psiquiatra Juan Carlos Rojas es 'sí'. "Es la otra cara de la moneda. La persona, para mantener su equilibrio, necesita la sensación narcisista de ser amado y renuncia a todo, incluso (en apariencia) a sí mismo". Para el psiquiatra y psicoanalista Ricardo Aponte, "cuando hay amor o necesidad, las personas pueden aguantarse todo... Se pueden oír frases como 'tiene razón, no debí haberme ido con la camisa tan abierta' o 'no debí hablar con fulanito' ".

¿Sale ud. con un celoso?
El psiquiatra Juan Carlos Rojas Fernández recomienda a quienes padecen los celos de sus parejas cuidar su integridad física y emocional. "Al celoso extremo le diría que se cuide también de su pareja, ya que esta le hará crecer (el sentimiento) como un monstruo gigantesco, incorregible. Los dos se asegurarán un sufrimiento mayúsculo día a día".

Testimonio
¿Te acuestas con él?

Ana María, de 32 años, conoció a su novio en un bar. Al principio todo fue bien. Un día, sin embargo, ella estaba con un compañero de trabajo analizando unos informes. Su novio la llamó y escuchó la voz masculina al otro lado. "¿Te quedas hasta tarde en la oficina porque te acuestas con ese tipo, cierto?", le preguntó. Ella colgó el teléfono. Quedó muy confundida. Luego de ese percance hablaron, y ella le explicó que se trataba de trabajo. "Desde ese episodio todo fue un infierno, duré con él dos años, pero fueron terribles. No podíamos ni caminar por la calle porque me preguntaba si estaba mirando a otros hombres. Decidí no ir a bares porque para él todos los hombres querían tener sexo conmigo. Llegó a decirme que el portero de mi edificio era muy amable conmigo y que eso debía ser porque yo lo estaba provocando".

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