Los humanos somos enigmáticos e
indescifrables; solo así se explican tantas torpezas, insensateces, locuras o
desvaríos.
Un
ejemplo nítido se ve en el modo de feriar o perder el dinero en las pirámides y
los pésimos negocios que son recurrentes.
Son muchos los que violan con descaro o
soberbia dos o tres reglas ancestrales que conoce un campesino pero se saltan
un estudioso o un “vivo”:
1. De eso tan bueno no dan tanto.
1. De eso tan bueno no dan tanto.
2. No
pongas todos los huevos en la misma canasta.
3
Zapatero a tus zapatos.
Tonterías, piensa el que cree que se
las sabe todas con un Ego colosal y ambicioso, y con una humildad nula, y se
dice:
“No en
este negocio me dan mucho más y meto allí toda mi plata y la de mi familia y
mis amistades que me la prestan”.
Entonces
un día se desploma, y más, si es lego en la materia, como el que abre una
panadería sin saber nada sobre eso.
La
codicia y la soberbia nunca son buenas consejeras, pero decirle esto a muchos
es como arar en el mar o detener el Amazonas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios