Hay
infinitos caminos que podemos tomar en la vida. Supongo que tantos como
personas. No habrá dos iguales. Con miles de enfoques distintos. El lenguaje,
juega un papel crucial. Cuanto mejor nos hablemos mejor será el camino. El
camino psicológico, se entiende.
Existir a veces es raro. No es fácil en determinadas
ocasiones. Sobre todo cuando todo lo que te dices es en negativo, de color
tristeza.
El mundo es como un teatro. Puro teatro que dicen
algunos. Escribimos
nuestros diálogos y actuamos. Todos somos guionistas de nuestra vida. Todos nos
hablamos. Sin darnos cuenta no paramos de decirnos cosas todo el tiempo.
Vamos escribiendo mentalmente algo parecido a un guión de vida (nuestro diálogo
interno). Cuando el guión
es malo te sentirás mal, será como cavar un pozo, meterte dentro y estar
allí a oscuras con gente que no quiera vivir, que maldiga cada cosa.
Si
tu guión es bueno te sentirás mejor y serás un gran personaje (en el
mejor sentido de la palabra). Tomarás decisiones, conocerás gente como tú.
¿Quién querría ver una obra de teatro que el título fuera “La vida es una
mierda”? ¿Y quién querría ver una que el título fuera “Amo la vida”? Yo quizá
iría a ver las dos. Por aquello de la curiosidad. Pero de seguro que me
quedaría con el que ama la vida. A ese me gustaría tenerlo cerca. Seguro que me
da buen rollo.
El otro día un grupo de neuronas muy serias ellas me
preguntaron: ¿Te parece normal que a tu edad no seas capaz de encontrar un
trabajo? Y además ni siquiera has conseguido nada en la vida, ¿no es cierto?
Bueno, la verdad que me quedé afligida de repente. Como
derrotada, sin fuerza ni para responder. Sí, era verdad, ¿Qué había conseguido?
Nada. Aunque luego estuve pensando y creo que no era cierto. He vivido cosas buenas, conservo
momentos por mi cabeza. Recuerdos y proyectos. Había conseguido ser feliz en
muchos momentos. Y lo que he aprendido es que esas frases rotundas que
pretenden hundirte no debes dejar que lo hagan. Lo diga quien lo diga. Aunque
te lo diga tu neurona más aventajada.
Esto
de la vida no es para siempre. Quizá quisiéramos estar aquí
constantemente, de cañas, dando vueltas por el mundo, conociendo gente,
pasándolo bien, navegando por internet… Pero no. Esto se va a acabar. A veces nos pensamos inmortales,
ajustados de alguna manera a nuestras vidas, inamovibles, pegados al mundo.
Pero es una ilusión, para no ver que a la muerte caminamos. La vida es frágil. No nos
perdamos en bobadas. Queremos sentirnos MAL, ¿no? Tomemos ese camino pues, el
que nos lleve a esa sensación.
Cuando nos disponemos a empezar un recorrido, es obvio
que hay puntos de partida. Podría ser en forma de pregunta. Esta mañana otro
grupo de neuronas me preguntó: ¿Conoces tu pasión? ¿Tu elemento? ¿Reconoces lo
que te encanta hacer? ¿Lo que te pasas haciendo horas sin darte cuenta?
¿Perdiendo completamente la noción del tiempo?
Este grupo de células no me parecía que tuvieran malas
intenciones, me hacían ahondar en mis habilidades, mirarme por dentro,
investigarme, atravesar un túnel para llegar a la luz. A la respuesta.
Si
no sabes cuál es tu pasión, que por otra parte es bastante normal (entendiendo
normal por común, porque muchas veces nadie nos enseña a detectarlo). Al
no conocer ese entusiasmo que te fascina, tu energía se hace aguas, porque se
va por todas partes, se desparrama, porque no tiene un cauce. Y los
pensamientos bailan y bailan sin música, sin ritmo.
Cuando
sepas el rumbo de tu pasión, será una fiesta por dentro.
Tus neuronas sabrán por dónde ir, estarán felices de tener clara la
orientación, aunque siempre haya mil matices. Dicen que tenemos 80.000
pensamientos diarios, y tú eres el director de esa orquesta mental. Imagínate
si no sabes por dónde dirigirlos se produce el caos, el ruido, una batidora de
sílabas que giran sin parar y producen desasosiego. Nunca se podrán controlar todos los pensamientos,
ni es necesario. Solo hace falta que algunos tengan rumbo. Que sepan dónde van.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios