Quizás
la expectativa de felicidad instantánea que solemos atribuirle al vínculo de
pareja, este deseo de exaltación, se deba a un estiramiento ilusorio del
instante de enamoramiento.
Cuando
uno se enamora en realidad no ve al otro en su totalidad, sino que el otro
funciona como una pantalla donde el enamorado proyecta sus aspectos
idealizados.
Los
sentimientos, a diferencia de las pasiones, son más duraderos y están anclados
a la percepción de la realidad externa. La construcción del amor empieza cuando
puedo ver al que tengo enfrente, cuando descubro al otro.
Es allí
cuando el amor reemplaza al enamoramiento.
Pasado ese momento inicial comienzan a salir a la luz las
peores partes mías que también proyecto en él. Amar a alguien es el desafío de deshacer aquellas
proyecciones para relacionarse verdaderamente con el otro.
Este proceso no es fácil, pero es una de las cosas más
hermosas que ocurren o que ayudamos a que ocurran.
Hablamos
del amor en el sentido de "que nos importa el bienestar del otro".
Nada más y nada menos. El amor como el bienestar que invade
cuerpo y alma y que se
afianza cuando puedo ver al otro sin querer cambiarlo.
Más importante que la manera de ser del otro, importa el bienestar que siento
a su lado y su bienestar al lado mío. El placer de estar con alguien que se ocupa de que uno
esté bien, que
percibe lo que necesitamos y disfruta al dárnoslo, eso hace al amor.
Una
pareja es más que una decisión, es algo que ocurre cuando nos sentimos unidos a
otro de una manera diferente.
Podría decir que desde el placer de estar con otro tomamos la decisión de compartir gran parte de nuestra vida con esa persona y descubrimos el gusto de estar juntos.
Aunque es necesario saber que encontrar un compañero de ruta no es suficiente; también hace falta que esa persona sea capaz de nutrirnos, como ya dijimos, que de hecho sea una eficaz ayuda en nuestro crecimiento personal.
Podría decir que desde el placer de estar con otro tomamos la decisión de compartir gran parte de nuestra vida con esa persona y descubrimos el gusto de estar juntos.
Aunque es necesario saber que encontrar un compañero de ruta no es suficiente; también hace falta que esa persona sea capaz de nutrirnos, como ya dijimos, que de hecho sea una eficaz ayuda en nuestro crecimiento personal.
El
verdadero amor existe cuando amamos por lo que sabemos que esa persona puede
llegar a ser, no solo por lo que es.
"El
enamoramiento es más bien una relación en la cual la otra persona no es en
realidad reconocida como verdaderamente otra, sino más bien sentida e
interpretada como si fuera un doble de uno mismo, quizás en la versión
masculina y eventualmente dotada de rasgos que corresponden a la imagen
idealizada de lo que uno quisiera ser. En el enamoramiento hay un yo me amo al verme reflejado
en vos."
Enamorarse es amar las
coincidencias, y amar es enamorarse de las diferencias.
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